Fue el silencio el que exclamaba libertad,
palabras atadas que respiraban dolor,
sufrimiento que estaba ciego de tanta oscuridad,
se levantaron para poder recordar el color del sol.
Fue ese nudo que detenía el hablar,
los recuerdos que era veneno para el corazón,
una lagrima que no dejaba gozar,
todo lo que afuera la vida me ofreció.
Fue el colchón en el que cómoda me quede,
viendo atacar los filos a mi piel,
y aunque por muchas veces intente,
mis fuerzas no me pudieron defender.
Fue el miedo el que a correr me empujo,
para alcanzar la libertad que por un momento extravié,
y hoy el viento lleva el eco de mi voz,
gritando la felicidad que tanto extrañe.